CÓMO LOGRAR UNA INSERCIÓN EFICIENTE Y DIGNA DE MÉXICO EN LOS PROCESOS DE GLOBALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN

 

  • México debe cambiar sustancialmente su actitud frente a los procesos de globalización, en virtud de que éstos no generan espontáneamente —es decir, por la simple acción de la “mano invisible del mercado”— un proceso de convergencia económica, sino un ensanchamiento de las desigualdades entre países pobres y ricos y entre estratos sociales perdedores y ganadores dentro de cada país. En vez de un estilo pasivo de inserción en la globalización, a través de la liberalización económica a ultranza y de la reducción de las funciones del Estado en la promoción activa del desarrollo, México debe redefinir de manera soberana, mediante políticas económicas y sociales activas, su propio estilo de desarrollo económico e inserción eficiente y digna en la economía mundial.
    • Como promotor resuelto de una globalización incluyente y equitativa, México debe impulsar la reforma de las instituciones de manejo de la economía mundial (FMI, Banco Mundial, OMC, etc.). No sólo se requiere continuar la tarea de rediseñar la arquitectura del sistema financiero internacional; también es necesario reformar y desarrollar otros arreglos institucionales en materia de comercio, migración internacional y derechos de los migrantes, propiedad intelectual y difusión de tecnologías, seguridad alimentaria, sustentabilidad y desarrollo ambiental, etcétera, a fin de arribar a una gestión global de carácter democrático, que atienda el crecimiento económico general y el reparto equitativo de sus beneficios.

Desde luego, dada la dimensión y complejidad de estas reformas en la gobernanza de la economía global, su cristalización plena no se vislumbra cercana. Por eso, la clave del éxito consiste en poner el mayor énfasis en un camino propio hacia la prosperidad, como los que han configurado a fuerza de audacia e iniciativa histórica los paradigmáticos países emergentes y de nueva industrialización, que han diseñado endógenamente e instrumentado soberanamente sus estrategias de desarrollo.

  • Redefinir la geoestrategia mexicana de inserción en los procesos de regionalización. Después de la adhesión de México al GATT (hoy OMC), el gobierno mexicano emprendió una carrera negociadora de tratados de libre comercio, comenzando por el TLCAN, hasta colocar a México en 2008 como país líder del mundo en tratados de libre comercio. Pero esto no trajo consigo mayor desarrollo económico, sino lo contrario: en 1990 México ocupaba el lugar 45 entre 189 países del mundo según su PIB per cápita medido a paridad de poder adquisitivo; en 2017 descendió al lugar 69 entre esos mismos 189 países. La razón es sencilla: ninguna evidencia internacional indica que el libre comercio con países altamente desarrollados pueda conducir a un país subdesarrollado (o de desarrollo medio) hacia mayores niveles de desarrollo económico.
    • Renegociar el TLCAN en beneficio de las mayorías nacionales de los tres países de América del Norte. En el TLCAN, las fuertes desigualdades iniciales en PIB per cápita entre México, Estados Unidos y Canadá, lejos de reducirse se han agrandado; y sus principales beneficiarios han sido las grandes corporaciones de los tres países, mientras que nuestros pueblos han resultado ser perdedores netos. Por eso proponemos una enmienda progresista del TLCAN con dos componentes básicos: 1) la institución de fondos estructurales y de cohesión social que compensen a los segmentos sociales perdedores con el libre comercio y promuevan el desarrollo incluyente y convergente de nuestras naciones y de las regiones subnacionales de los tres países; 2) un acuerdo migratorio que desemboque en el libre flujo de mano de obra. (Cabe aclarar que esta enmienda del TLCAN no es precondición para que nuestro país comience a aplicar una nueva estrategia de desarrollo, utilizando los márgenes de maniobra disponibles en el TLCAN. Sin embargo, el proyectado T-MEC reduce aún más estos márgenes de autodeterminación nacional, por lo cual debe ser sometido a debate público antes de ser aprobado).
    • Poner fin a la carrera por firmar tratados de libre comercio y revisar los demás tratados de libre comercio firmados por México, incluido el Tratado de Libre Comercio Unión Europea-México (TLCUEM), han arrojado resultados igualmente decepcionantes para México en términos de crecimiento económico y bienestar para las mayorías nacionales.
    • Una nueva geoestrategia de inserción en los procesos de regionalización realmente congruente con nuestros intereses nacionales debe orientarse a:
      • Promover el respeto a la soberanía de las naciones, rechazando las condicionalidades;
      • Apoyar la multipolaridad en la economía global;
      • Participar en procesos de integración basados en la cooperación y la solidaridad.
      • Desplegar una política de mayor comercio y cooperación para el desarrollo con Asia, congruente con el nuevo multipolarismo encabezado por China, y muy recomendable por el gran dinamismo económico y financiero de esa región.
      • Impulsar la integración económica de América Latina. Valorar la viabilidad de una integración regional basada en la cooperación y la solidaridad, que podría convertirse en vía ancha para que nuestra Patria Grande cruce unida los umbrales del desarrollo.